Una historia en 100 palabras

 El Guiri

Su esposa y su hermano ni la probarían. Bajó la vista hacia su plato; la cabeza del cordero lo miraba con una sonrisa burlona. Pidió en español, con demasiada confianza. Sin dudarlo, como un local. Pensó: la práctica hace al maestro. El camarero sonrió y asintió, consciente del error que estaba cometiendo. Ahora, comprende por qué. Guiri, el extranjero incapaz e inútil, era él. Para ser respetuoso, tomó un bocado, apenas masticó y tragó con orgullo y vergüenza.  Todos se rieron de él: derramó una lágrima. Su apetito desapareció. También la carne de su vida. Ahora es vegetariano.  



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